Debe ser el signo de los tiempos. Durante años he sido considerado una persona culta por algunos de los que me rodean. Ven en mí a una persona que ha leído mucho, que ha visto muchas películas y que tiene unos conocimientos muy amplios sobre la música popular. Durante esos mismos años, sin embargo, otros me han considerado un elitista, un esnob. Alguien que hace alarde de sus conocimientos culturales porque quiere, a través de ellos, tener reconocimiento social, ya que suele citar «productos» culturales al alcance de unos pocos elegidos.
Esta situación siempre me ha provocado perplejidad. No puedo negar que cuando alguien piensa de mí que soy culto, me siento halagado. Aunque soy consciente de que me falta mucho para serlo. Con el asunto del elitismo me sucede a la inversa. No me agrada escucharlo, pero luego pienso que, si lo soy de alguna manera, lo soy dentro de la categoría de los de vuelo bajo.
La mayoría de los libros que hay en mi casa pertenecen a las grandes editoriales: Anagrama, Seix Barral, Random House Mondadori, Tusquets, Lumen o Alfaguara. De cuyas novedades me entero leyendo Babelia o El Cultural. ¿Puedo considerarme culto por leer aquello que las grandes corporaciones quieren que lea? ¿Puedo considerarme elitista por leer aquello que las grandes corporaciones quiera que lea todo el mundo?
Al final de año, es asombroso —y patético— comprobar que he leído casi todos los libros que ocupan los primeros puestos en la lista de Babelia o de El Cultural. ¿Si leo lo que lee todo el mundo soy culto? ¿Si leo lo que lee todo el mundo soy un esnob?
Con el cine me sucede más o menos igual. Me gusta el cine americano clásico (Ford, Walsh, Peckinpah) y el de los años 70 (Scorsese, Coppola), Bergman y Berlanga. Un «cinéfilo» de manual. Cortado por el patrón de los grandes estudios y adiestrado por Pumares en la radio y Garci en la televisión. Con la música rock, lo mismo. La inmensa mayoría de los grupos que me gustan son seguidos por miles o millones de personas en todo el mundo y los nuevos grupos que «descubro» los hago leyendo, como siempre, RockdeLux o, en los últimos tiempos, dejándome llevar por el algoritmo. Y sí, en diciembre, también descubro con patetismo que he visto las películas y he escuchado los discos que aparecen en los primeros lugares de las listas del año.
Si soy una persona colonizada culturalmente por las grandes corporaciones, ¿cómo es posible que me vean como una persona culta o como una persona elitista?
No sé responder. Quizá es el signo de los tiempos.


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