El sur, una verdad incontestable

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El sur de Adelaida García Morales se publicó en 1985 y no la he leído hasta hace unos días. Al hacerlo, me ha sorprendido muchísimo más de lo que esperaba por la riqueza de su estilo y su estructura inteligente. Conocí esta novela corta por la película de Víctor Erice que forma parte de la mitología española, pero, a pesar de que la vi muchas veces hace muchos años, no tengo un recuerdo muy exacto de la trama, por lo que he leído esta novela corta como si nunca hubiera visto la película, como si fuera nueva.

En El sur se nos habla de manera profunda de las relaciones paterno-filiales, a pesar de que la narradora apenas tiene quince años cuando todo sucede. La narradora intenta a duras penas comprender las decisiones adultas con las pocas armas de la adolescencia mientras que nosotros, a través de la voz punzante de esta narradora, asistimos al desmoronamiento de un hombre herido de muerte y a lo incomprensible que es el mundo adulto para los niños. El misterio de la vida aún no descubierto lleva a los niños a mirar lo turbio con inocencia. Una inocencia que los adultos han perdido en la rutina horrible de los paseos en bicicleta y las clases de francés.

A pesar de lo endeble de la trama, El sur sobresale por el tono de la escritora. Un tono grave y mágico que te arrastra hacia lo profundo sin que puedas evitarlo, porque El sur está escrita con un estilo afilado y preciso y con un lúcido uso de las elipsis, que convierte la sutil trama en un misterio y una revelación al mismo tiempo. 

Cuando terminé El sur, comencé a leer Un hombre enamorado, el segundo tomo de «las memorias» de Karl Ove Knausgård. En ese libro excesivo, más de seiscientas páginas, se habla también sobre las relaciones paterno-filiales, pero muy lejos de la precisión y la agudeza de Adelaida García Morales. 

En este caso, el narrador es el padre de tres hijos pequeños en un mundo más o menos actual. Sin embargo, la visión del narrador es infantil, centrada en los inconvenientes más tópicos de la crianza: los llantos y las rabietas, los tediosos parques de atracciones, las fiestas de cumpleaños y la relación estúpida con los padres de los amigos de sus hijos. Dejé de leerlo en la página cien por su extrema frivolidad, ya que describe una realidad que existe, pero que es irrelevante.

El narrador de Karl Ove Knausgård acababa retratado como un hombre vacío, pero no por enfrentarse a los grandes problemas del ser humano, sino justo por lo contrario. Es solo un ser egoísta que reclama su tiempo para mirarse a sí mismo y compadecerse. Un hombre que no es capaz de entregarse y amar. Un hombre que deambula sin saber muy bien cuál es su sitio en el mundo e intenta sobresalir del resto con una vida tan triste como un centro comercial.

La coincidencia ha hecho que pueda comparar estas dos lecturas. En El sur hay verdad dentro de la ficción. En Un hombre enamorado todo es mentira. A veces es cierto aquello de que las comparaciones son odiosas.

(Photo by Ulf Andersen)

3 respuestas a “El sur, una verdad incontestable”

  1. Avatar de azurea20

    Una de mis películas favoritas. La he visto un montón de veces. Salud.

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  2. Avatar de azurea20

    No he leído Un hombre enamorado. Y EL sur sólo he visto la película.

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    1. Avatar de José Tato

      Para decirlo todo, yo tampoco he leído Un hombre enamorado. Apenas he leído cien páginas, pero he tenido bastante. Respecto a la película El sur, tengo un recuerdo de ella prodigioso, pero no relacionado con la trama. No recuerdo nada de ella. Recuerdo, eso sí, cómo había silencio y las imágenes eran precisas e incontestables. Recuerdo que sonaban algunas canciones antiguas y un hombre trajeado que montaba en bicicleta. Había un aire misterioso y triste. La película El sur, sin duda, la tengo que volver a ver cuanto antes.

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